Comer para vivir y no vivir para comer
Relación entre alimentación y bienestar físico y mental.
ALIMENTACIÓNMENTECUERPONUTRICIÓNSALUD
Joaquín Ballester
4/30/20252 min read


Comer es mucho más que una necesidad biológica: es cultura, placer, hábito, emoción y, a veces, incluso evasión. Pero en un mundo lleno de estímulos y opciones ultraprocesadas, hemos ido perdiendo el equilibrio. La frase "comer para vivir y no vivir para comer" nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con la comida y cómo esta influye en nuestra salud física y mental.
La alimentación como base del bienestar
Lo que comemos impacta directamente en cómo nos sentimos. Una alimentación rica en frutas, verduras, cereales integrales, proteínas de calidad y grasas saludables no solo nos da energía, sino que influye en nuestro estado de ánimo, nuestra concentración y nuestra capacidad de gestionar el estrés.
Por el contrario, una dieta alta en azúcares refinados, grasas saturadas y alimentos ultraprocesados puede generar inflamación, desequilibrios hormonales, bajones energéticos y malestar emocional. Comer bien no es solo cuestión de estética o peso: es una herramienta poderosa para cuidar nuestra salud integral.
Comer con conciencia
Practicar la alimentación consciente (mindful eating) nos ayuda a reconectar con nuestras verdaderas señales de hambre y saciedad, a disfrutar más de la comida y a evitar comer por ansiedad, aburrimiento o costumbre. Algunas claves para lograrlo:
Comer sin distracciones (sin móvil, televisión ni ordenador).
Masticar despacio, saboreando cada bocado.
Escuchar a nuestro cuerpo: ¿tengo hambre real o emocional?
Agradecer los alimentos y el momento de nutrirnos.
El círculo virtuoso cuerpo-mente-comida
Cuando comemos mejor, dormimos mejor. Cuando dormimos mejor, tomamos mejores decisiones. Cuando tomamos mejores decisiones, nos sentimos más en control y con mayor claridad mental. La alimentación forma parte de un círculo virtuoso que afecta a todas las áreas de nuestra vida.
No se trata de obsesionarse ni de hacer dietas restrictivas, sino de encontrar un equilibrio que nos haga sentir bien, en cuerpo y mente. Comer de forma saludable también puede ser sabroso, variado y placentero. Y sobre todo, sostenible a largo plazo.
Tu relación con la comida también es parte de tu bienestar
¿Cómo te relacionas con la comida? ¿La usas como recompensa, castigo, consuelo, celebración? Observar nuestras emociones frente a los alimentos es un paso importante para sanar patrones automáticos y reconectar con lo que realmente necesitamos.
Comer bien no es una meta estética, es un acto de amor propio. Porque cuando alimentamos nuestro cuerpo con respeto, también nutrimos nuestra mente y nuestro espíritu.
¿Qué elección alimentaria puedes hacer hoy que te acerque un poco más al bienestar que deseas? 😊
